Entrevista apareguda a Saforguia el 29-10-2009. En ella, el portaveu del BLOC a Oliva explica el posicionament del seu grup respecta a temàtiques importants de la política local, com l’urbanisme. A més, fa una repàs de l’àrea de Comerç, Mercats i Consum, gestionada pel BLOC.
M. Casinos_29/10/2009
Las relaciones entre PSOE y Bloc en el Ayuntamiento de Oliva se enfrían. El portavoz nacionalista, David González, ha confirmado los rumores de distanciamiento existente entre los socios del gobierno olivense. Una crisis que viene motivada por las polémicas surgidas en materia de urbanismo, sobre todo con los propietarios de Aigua Blanca IV. González, quien apuesta por un cambio en la política urbanística, afirma que la ejecutiva de su partido todavía no se ha reunido para abordar las divergencias con los socialistas. El concejal desconoce si estos problemas son subsanables o si, por el contrario, supondrán la ruptura de un pacto que permitió la gobernabilidad en Oliva durante la legislatura pasada.
Una vez superado el ecuador de la legislatura, ¿qué valoración realiza el Bloc de estos algo más de dos años de gobierno con el PSOE?
—Ha habido aspectos positivos pero también tensiones, principalmente en materia de gestión urbanística. No sólo por temas de actualidad, como Aigua Blanca IV, sino también por otras urbanizaciones, como Aigua Morta o Canyaes. Seguimos pensando que la gestión urbanística es la asignatura pendiente de este Ayuntamiento, desde hace ya varias legislaturas. Hay que agilizar los trámites que tienen que resolver los ciudadanos. Existen otras cuestiones sobre las que, como es normal, tenemos opiniones diferentes. Pero en general estamos muy satisfechos con el trabajo en nuestras áreas de gobierno, porque vamos consiguiendo la mayor parte de objetivos que nos habíamos marcado.
¿Los problemas urbanísticos pueden influir en el pacto de gobierno?
—Lo cierto es que la relación se ha deteriorado en los últimos meses. Desde el Bloc pensamos que el urbanismo es la cuestion principal en una administración municipal, así que en función de cómo se vayan desarrollando las cosas, tomaremos una decisión. El acuerdo de gobierno que firmamos en su día dejaba claro que cada partido podía votar de forma distinta. En Aigua Blanca IV nos desmarcamos y votamos en contra. También hemos presentado propuestas alternativas a la gestión actual.
Es cierto entonces que hay un distanciamiento, pero ¿es subsanable?
—Sí, hay un distanciamiento con los socios de gobierno. Y sí, todo es subsanable. Pero en estos momentos todavía no sabemos si lo es, porque no hemos estudiado a fondo la cuestión. Antes que de acabe el año, haremos público nuestro posicionamiento.
¿Alguna vez ha pedido el Bloc la cartera de urbanismo, a la hora de concretar el pacto de gobierno?
—Nunca hemos iniciado las negociaciones en función de las carteras. Nuestra prioridad siempre han sido otros temas, como el modelo de ciudad, la solución a problemas estructurales que sufren los vecinos y los proyectos que son prioritarios. Las áreas de gestión son para nosotros una cuestión secundaria.
¿Puede concretar algunas de sus propuestas para urbanismo?
—Queremos que determinados problemas se solventen y sobre todo que se den explicaciones de algunas cuestiones que preocupan a los vecinos. Los propietarios de Aigua Blanca IV exigen respuestas pero nadie asume responsabilidades. Todo se limita a un intercambio de acusaciones. Proponemos un cambio de actitud y una defensa más evidente de los derechos de los ciudadanos en algunos casos concretos, como por ejemplo la instalación de líneas de alta tensión.
¿Las tensiones urbanísticas pueden pasarles factura en las elecciones?
—Cuando uno firma un acuerdo de gobierno, pero también cuando decide quedarse en la oposición, obtiene un saldo positivo o negativo al final de la legislatura. Siempre es un riesgo, pero sobre todo para un partido minoritario como el nuestro: te señalan cuando las cosas salen mal pero cuando las cosas van bien, la cabeza visible siempre es el alcalde. Tratamos de dejar claro quien lleva cada área. Además, no nos limitamos a llevar nuestros departamentos, también fiscalizamos la labor del gobierno. Pero tenemos claro que existe ese riesgo y que estas tensiones pueden pasarnos factura. Al final son los ciudadanos quienes deciden en las urnas.
Aparte del pacto, ¿cómo ve la situación política del Ayuntamiento de Oliva?
—Con mucha tensión. No recuerdo otra legislatura igual. Curiosamente, las crisis internas en los partidos han tenido lugar en las formaciones de la oposición, primero UV y luego PP. En este sentido, creo que la crisis económica también influye, porque la administracion municipal es la que más la sufre.
¿Qué le parece el proyecto del tranvía comarcal entre Gandia y Oliva que presentaron los alcaldes socialistas?
—En primer lugar, no existe ningún proyecto, tan sólo unos cuantos dibujos y planos. Y en segundo lugar, en absoluto se trata de una idea nueva. En la agenda política del Bloc, la prioridad es el tren Gandia-Oliva-Dénia. Deberíamos centrarnos ahora en aunar esfuerzos para presionar de cara a la reunión que está prevista para el primer trimestre de 2010, para impulsar definitivamente el proyecto. Por eso, en estos momentos el tranvía comarcal lo entendemos como una estrategia política del PSOE, sobre todo del alcalde de Gandia. Aún así, pensamos que una infraestructura así sería positiva. Es decir, tranvía sí, pero tren también.
Y en el proyecto de la variante de Oliva, ¿cuáles son los próximos pasos a seguir?
—Ahora nuestra principal ocupación debería ser velar por que se cumpla la promesa de que a final de año se firmará el proyecto. Si no, volveremos a reivindicar la infraestructura y denunciar el incumplimiento de los compromisos.
El área que usted gestiona, Comercio y Mercados, ha retomado este año la campaña comercial “Comprar a Oliva té premi”.
—Comenzó la semana pasada y enlazará con la de Navidad, de modo que desde ahora y hasta final de año estaremos en una campaña comercial continua. No hay cambios en su planteamiento, porque el año pasado la primera edición funcionó a la perfección. Se recogieron casi 50.000 papeletas en seis semanas, y un dato interesante es que ningún cliente se gastó únicamente los 50 euros de premios, sino que por lo menos se dobló esa cantidad. Fue un éxito porque conseguimos atraer clientes de municipios de alrededor y retener a los consumidores locales.
¿Cómo ha afectado la crisis económica al comercio local de Oliva?
—La crisis ha provocado el cierre de algunos negocios, pero por suerte no han sido muchos. Influye el hecho de que la mayoría de los locales están en regimen de propiedad y los empresarios no tiene que cargar con un alquiler mensual. Además, la Associació de Comerciants d’Oliva está desarrollando más iniciativas que nunca para incentivar el consumo, y eso ha mitigado el golpe de la crisis. Aparte, prosiguen las inversiones en infraestructuras comerciales para hacer de Oliva un centro comercial abierto de referencia.
¿Habrá este año Fira del Stock?
—De momento, se ha aplazado. Es una decisión de los comerciantes que se celebre o no. El objetivo de esta feria es eliminar el stock pero llevamos ya cuatro ediciones y prácticamente no quedan artículos que poner a la venta. No obstante, no es la única iniciativa, en la última Fira de Fires celebramos la primera edición de la Fira del Comerç, que recibió las felicitaciones de la Dirección General de Comercio.